Constituye una anomalía del desarrollo de los dientes donde hay una desorganización del órgano del esmalte que produce una invaginación dentro del cuerpo del diente. La extensión de esta invaginación puede variar, afectando únicamente a la corona, o bien, alcanzar diferentes niveles radiculares. Cuando alcanza la raíz, puede mantenerse delimitado por el conducto radicular con un fondo cerrado, abrirse comunicándose con el tejido pulpar, incluso, penetrar la totalidad del conducto hasta el área apical, y alcanzar el ligamento periodontal apical o lateralmente, observándose un segundo foramen.
Las piezas dentarias más comúnmente afectadas son los incisivos laterales superiores, seguidos por los centrales, caninos, premolares superiores y con mucho menor frecuencia, los incisivos y premolares inferiores.